El circo siempre me ha parecido un espectáculo algo siniestro: los domadores jugándose la vida con las fieras salvajes, esos payasos que de niño a veces te provocan más llanto que risa, los trapecistas siempre a punto de caer al vacío...
Las marionetas y juguetes antiguos también poseen ese aire entre tétrico y decadente, como los que se exponen en el Museo del Juguete de Cataluña (Figueras, Girona), donde está tomada esta fotografía.
Este pequeño domador, en cambio, no puede engañar a nadie, sólo se enfrentará a animales hechos de trapo y madera como él.
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Qué foto tan entrañable. Un domador de trapo junto a un elefante que parece divertirse de lo lindo, sin miedo del látigo (el domador de trapo jamás lo usaría para golpear, sólo crear melodías de madera y lona)He estado en el museo, y me ha transportado a un pasado que quiero creer idílico (porque no lo viví)Muy recomendable la visita. Y felicidades por la foto!
ResponderEliminarLorena